viernes, 7 de agosto de 2009

TRADICIONES MEXICANAS




El mariachi es un ingrediente difícil de faltar en cualquier fiesta o ceremonia en nuestro país y en el mundo ha sido objeto de identificación nacional, ya que cualquier extranjero que ve ha alguna persona vestida de mariachi en el mundo, rápido identifica a éste con México, tal y como sucede en eventos masivos como en los mundiales, en donde innumerables números de compatriotas van a los estadios con su sombrero de mariachi en alusión a su nacionalidad.

La Real Academia de la Lengua Española define al Mariachi como: grupos de orquesta popular mexicana que interpreta esta música o bien a la música y baile populares mexicanos procedentes del estado mexicano de Jalisco o bien los miembros de esa agrupación musical o el conjunto instrumental que acompaña a los cantantes de ciertas danzas y aires populares mexicanos.

El mariachi original se integraba por instrumentos de cuerdas como violines y guitarras además de dos instrumentos particulares: la vihuela, más aguda que la guitarra el guitarrón y la arpa; con el tiempo las tradicionales trompetas se fueron agregando a este conjunto de miembros para dar pie al tradicional mariachi de nuestra actualidad así como a su tradicional estilo y fuerza.

En cuanto al origen de éste símbolo nacional, no se tiene algún dato que especifique su origen, no obstante se cree que éste conjunto musical se asocia a la región de los Altos, Jalisco y no ha Cocula, lugar que debate el origen de este género.




El origen de la palabra ¨Mariachi¨ se asocia a los tiempos de la invasión francesa, en donde un grupo de rancheros celebraban una boda en un poblado de Jalisco, llegando al lugar algunos soldados quienes sorprendidos ante el jolgorio, preguntaron el nombre de tan agradable música, para lo cual uno de los interlocutores contesto en francés ¨ C’est un mariage¨ adoptando desde ese entonces el nombre con el que se le conoce al mariachi.




Otro de los símbolos nacionales a parte de la música indudablemente es la comida, exquisita por su sabor y variedad de platillos.

La comida mexicana se caracteriza por la intensidad de sus sabores como es la condimentación de sus alimentos - el picante como un sabor muy característico - además la abundancia y el colorido es algo tradicional de la comida mexicana.

Lo cierto es que la gastronomía mexicana es famosa en todo el mundo, y esto se debe a que cuenta con platillos de gran sabor como los tacos, las enchiladas y los tamales.

La base de toda comida mexicana son los cereales como el maíz, trigo y arroz, los granos y legumbres, como los frijoles también forman parte imprescindible de los platillos mexicanos así como la carne de pollo, carne de cerdo y pescado.

Además, la gastronomía mexicana se caracteriza además por acompañar sus platillos con bebidas alcohólicas muy fuertes, como el tequila, la cual es una bebida blanca que se toma de una manera peculiar: se cubren los labios con sal, se bebe el tequila y luego se introduce rápidamente en la boca una rodaja de limón.

Entre otras cosas las posas figuran dentro de las tradiciones mexicanas en donde el colorido de las calles junto con los cantos de letanías y villancicos, así como el rompimiento de piñata y todo un variado conjunto de platillos, dulces y ponches hacen de esta fiesta una tradición religiosa, en la que se representan los nueve días del 16 al 24 de diciembre, la petición del abrigo y calor humano que María y José hicieron en la espera del advenimiento del Niño Jesús.

En la celebración de las posadas se caracteriza por el degustar ponche, mole, dulces, tamales, y las colaciones; además de la fruta contenida en las piñatas así como un innumerable número de platillos que figuran durante la celebración de esta fiesta navideña como lo son:




Ensalada de Navidad Buñuelos de canasta
Romeritos en revoltijo Capirotada de Navidad
Romeritos "Celebración" Capirotada mexicana de Navidad
Bacalao a la vizcaína Pastel de Navidad
Guajolote "Belenista" Atole almendrado
Guajolote Decembrino Atole blanco
Guajolote de los pastorcitos Atole chorreado de chocolate
Guajolote de los pastores de Belén Atole de fresa
Guajolote de Navidad Atole de pepita chica
Guajolote de Nochebuena Café de olla
Guajolote Pibil Champurrado de Sinaloa
Guajolotito de Aguinaldos Rompope navideño especial
Lechoncito pastoril al horno Ponche de ciruelas
Puré "Belén" de manzana Ponche de Navidad
Buñuelos de Navidad Chocolate mexicano

Pero el inicio de estos novenarios data de de las misas de aguinaldo de los agustinos, quienes año con año en el interior de sus conventos llevaban acabo sus ceremonias en la época de la Colonia. A finales del siglo XIX haciendas, rancherías, mansiones y vecindades habían adquirido está tradición.

En alusión a las posadas el uso de las piñatas es uno de los eventos principales de estas fiestas populares, en las que chicos y grandes ansiosos desean descubrir el diverso contenido de ésta, que va de frutas de temporada como cañas, mandarinas, naranjas, tejocotes y jícamas así como cacahuates y dulces.

Las piñatas llegaron a México por medio de los colonizadores españoles, quienes utilizaran las piñatas con fines de evangelización, esto al atraer a la gente por medio de sus coloridos festejos.

El simbolismo que existe detrás de las piñatas es en alusión a los siete pecados capitales, los cuales se ven representados en cada uno de los picos que llevan las piñatas, que al final de ser quebradas se obtienen frutas y dulces en recompensa divina a la fé que se tuvo.
Otra de las tradiciones mexicanas son las fiestas y la denominada de la Candelaria es una de las más importantes en el país, celebrada el 2 de febrero de cada año.

La fiesta arranca de la antigua tradición hebrea de la purificación de toda mujer después de un parto que habla de que cuarenta días después del nacimiento de un hijo, la madre iba al templo, llevando un cordero o una paloma para sacrificarlos. Una vez consumado el sacrificio, la mujer quedaba limpia de su “impureza legal”, María, como era pobre llevó dos tórtolas.

La tradición ha pasado de generación en generación, de uno a otro país; al nuestro, también, y arraigó. Para el día de la candelaria se buscan padrinos que acompañen el acto de la bendición del Niño. Quedando así establecido el compadrazgo, un vínculo muy respetado durante los tres años de su duración. El primer año se lleva la imagen del Niño acostado, como lógicamente debió estar en su cuna. El segundo año los dueños de la imagen llevan a un Niño sentado. Y el tercer año el Niño en el que acuden a la iglesia, está paradito, puesto que se supone que ya puede caminar e incluso correr.




Cuando en esta fiesta se concurre a la iglesia con el Niño Jesús, se llevan velas o candelas que quedan encendidas en representación de la luz de la fe, en el lugar del donante, que, aunque ausente, desea significarse en aquellas luces.

Más no acaba allí la obligación de los padrinos. El siguiente paso es “vestir al Niño”, en donde hábiles mujeres con la aguja y el correr del hilo, cosen y bordan primorosamente estas prendas muchas veces la especialización recae en señoritas, ya mayores, surgiendo de ahí el dicho: “ya te quedaste para vestir santos”, mismo al que la ingeniosa réplica popular contesta con otro, el también muy conocido: “es mejor vestir santos que desvestir borrachos...”




Dentro de la comida típica de esta fiesta nacional los tamales de dulce y chile figuran como la comida típica del evento acompañados de champurrado así como de una rica agua fresca hecha con naranjas, ciruelas pasas, cacahuates, betabel y jícama y para adornarla un poco de lechuga picada.




Otro de las fiestas más importantes en el país es la semana santa o semana mayor.

La Semana Mayor empieza el Domingo de Ramos, que conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Es una constante curiosa entremezclar lo cristiano con algunas reminiscencias de sabor pagano por ejemplo colocar palmas, una vez benditas, en puertas y cabeceras de cama, para su protección. En algunos lugares se acostumbra intercalar ramos de romero, que, según se dice, alejan las tempestades.

El jueves Santo, día que se celebra la institución de la Sagrada Eucaristía durante el acto conocido como la “Ultima Cena”.




Viernes Santo, día de luto. Durante todo el día en los templos, los fieles rezan y todas las imágenes se han retirado del altar o han sido cubiertas, quedando exclusivamente la “Virgen”, a la que la gente acompaña en su dolor.

Las diversas procesiones que en este día se siguen verificando en distintos lugares del país, poseen una innegable reminiscencia de los pasos andaluces, al llevar en andas grandes esculturas que representan la crucifixión de Cristo con la cruz a cuestas y de su Madre en su advocación de la Virgen de la Soledad. IESVS NAZARENVS REX IVDAEORVM (INRI).

Antes, el sábado Santo los festejos populares terminaban, alegres y estruendosos, con la guerra de los judas.




La culminación de la Semana Santa es el Domingo de Resurrección. Sonidos de campanas anuncian la fiesta más grande de la Iglesia: La Resurrección del Señor.




La fiesta de la Santa cruz tiene arraigo en todo México. En ocasiones podrán no vivirse algunas festividades, pero ésta, pase lo que pase no deja de llevarse a cabo. En los altos edificios o en las más modestas construcciones, siempre en ese día se pueden observar todos aquellos preparativos que culminarán en la gran fiesta de la construcción.

Ingenieros, arquitectos, maestros de obra, peones “chalanes” y todos los que trabajan en alguna obra celebran con gran fervor el día de la santa cruz fiesta. Al parecer, el festejo de la cuchara y la mezcla, data desde los principios de la Colonia, en tiempos de fray Pedro de Gante. Había en la Nueva España y en lo que constituye el Centro Histórico de la Ciudad de México, una serie de iglesias y capillas dedicadas a la Santa Cruz, en el ámbito de lo que fueran Barrios muy populares.

Es pues fácil derivar de aquí la idea de que los abundantes albañiles o “trabajadores de obrajes” de la época, veneran con especial devoción a la Santa Cruz, ya que incluso algunos pertenecían a una cofradía que llevaba su nombre.

Son los mismos albañiles los encargados de preparar la tradicional barbacoa. Para tal efecto, alguno de los amantes de la cuchara se encarga de comprar el borrego, y otros, de prepararla, mientras se cuece los animados albañiles instalan una improvisada mesa a base de tablones de cimbra. No falta un buen mantel que da realce a los folklóricos platillos que ahí se van a servir. En muchos lugares aún sale a relucir el “pulque” y los curados de frutas. Hoy, la mayor parte de los veces, el pulque se ve suplido por cerveza. Ambas bebidas, son las culpables de que la asistencia al trabajo del día siguiente se vea diezmado, ya que todos acaban bastante “alegres.

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